sábado, 5 de abril de 2014

El Templo de Artemisa

UN POCO DE HISTORIA:


El Templo de Artemisa fue un templo griego ubicado en la ciudad de Éfeso, Turquía, a unos 50 km al sur de la moderna ciudad portuaria de Esmirna. Dedicado a la diosa Artemisa (Diana para los romanos), diosa de la caza, los animales salvajes, el terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas, que traía y aliviaba las enfermedades de las mujeres. La belleza de este templo debió de ser tal que Antípatro de Sidón escribió:

"He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande"

El templo estaba compuesto por numerosos edificios, que los arqueólogos denominaron con letras sucesivas. El edificio más antiguo e importante era el D.
En el interior de este santuario se hallaba la estatua de Artemisa, una obra de dos metros de altura en madera de vid revestida con plata y oro.

Posible aspecto del templo

El lugar sagrado de Éfeso era mucho más antiguo que el templo, incluso más antiguo que el culto al Oráculo de Apolo en Dídima. Es más, el lugar en el que se fundó el santuario de Artemisa había sido ya objeto de veneración por las poblaciones locales que practicaban allí el culto a la Diosa madre o a Cibeles, culto al que después se asimiló el de Artemisa.

Escultura de Artemisa

El templo fue diseñado por el arquitecto griego Quersifrón de Cnosos y construido alrededor del año 550 a. C. a expensas de Creso, rey de Lidia, y duró unos 120 años. Fue terminado por Metágenes, hijo de Quersifrón, con ayuda de Teodoro, el arquitecto del Hereo de Samos. Se eligió un terreno rocoso como precaución frente a terremotos, según Plinio el Viejo. El templo se convirtió en atracción turística, visitado por mercaderes, reyes y viajeros, que pagaban tributo a Artemisa en forma de joyas y otros bienes. Su esplendor también atrajo adoradores que formaron el culto de Artemisa.

Modelo del Templo de Artemisa,Parque de las Miniaturas, Estambul,Turquía.



El templo de Éfeso fue destruido por un incendio provocado por el pastor Eróstrato en el año 356 a. C. Según la historia, su único fin fue lograr fama a cualquier precio.

Se dice que Alejandro Magno nació la noche en la que el templo ardía y que Artemisa estaba demasiado preocupada por este hecho como para salvar su propio templo en llamas. 

Más tarde, Alejandro ofrecería a los efesios costear su reconstrucción, a lo que se negaron, aduciendo que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad. Sin embargo, el templo fue restaurado tras su muerte, en el año 323 a. C. por Dinócrates (que realizó las mediciones para la fundación de la ciudad de Alejandría)
Sin embargo, esta reconstrucción sería arrasada por los godos en el año 262 d.C., en tiempos del emperador Galieno.


A lo largo de los dos siglos siguientes la mayoría de los efesios se convirtieron al cristianismo y el antiguo templo perdió su interés religioso. Los cristianos derribaron los restos del edificio y reutilizaron los materiales para otras construcciones.

El lugar del templo fue redescubierto en 1869 por una expedición del Museo Británico. Aún pueden verse varias esculturas y artefactos, aunque del grandioso templo solo queda en pie una columna.

Estado actual del Templo

La mayoría de las descripciones físicas del templo provienen de Plinio el Viejo. Describe el templo original como de 377 pies de largo (115 m) por 180 pies de ancho (55 m), realizado principalmente en mármol, es el más grande de todo el mundo griego. Constaba de 127 columnas, cada una de 60 pies de alto (18 m), igual a 12 veces el diámetro de la base.

Tenía tres filas de columnas en la fachada occidental (con un total de 36), divididas en tres hileras de ocho columnas, dos columnas a los lados de las antas y una doble fila que dividía el gran pronaos en tres naves. En la fachada posterior las columnas eran 9, y 21 a los lados.

El templo de Artemisa, como lo imaginó en este grabado coloreado Martin Heemskerck (1498 - 1574).

La cella era alargada y estrecha, como en los templos arcaicos, y al fondo había un baldaquino, en el que se hallaba la estatua de culto.

Tras el incendio provocado del 356 a. C., la obra de reconstrucción debió durar mucho tiempo. La planta y las proporciones del nuevo edificio se mantuvieron prácticamente iguales a las del anterior, salvo por el añadido de un crepidoma (la plataforma sobre la que se eleva el templo) escalonado (12 gradas) de 2,68 m de altura


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